El Sábado de Pasión ya se estudiaba qué se podía hacer. Y la sede del Consejo de Hermandades era el lugar donde las cinco hermandades del día estudiaban qué alternativas había si el Levante tomaba más fuerza. Tras tres horas de reunión, las decisiones quedaban en el aire hasta el día siguiente.
Y el Domingo de Ramos se levantó como se preveía. Con la presencia del Levante aún más fuerte que en la jornada anterior. Motivos más que suficientes para que pasadas las doce del mediodía, la hermandad de La Paz y del Despojado decidiesen cambiar su itinerario de salida.
La primera, que salía después de 40 años de nuevo de la iglesia de San José, tenía previsto tomar por la Avenida. La segunda, por el Paseo Marítimo.
Así que ambas decidieron tomar el mismo camino. Salir a García de Sola y continuar por Brunete y atravesar Bahía Blanca hasta llegar a las Puertas de Tierra.
La hermandad de La Paz, en la iglesia de San José, vivía momentos de incertidumbre, pero también de ilusión. La corporación había regresado a la que había sido su casa de origen. En el interior, su director espiritual, el padre Salvador Rivera, al que la hermandad ha decidido entregar su premio Bartús.
También, aquellos que la vieron salir de allí, como los Cintado o los Barrueco. Todos unidos en esta jornada de Domingo de Ramos tan especial.
Tras poner los tramos de hermanos que acompañaban a Jesús de la Paz, llegó el momento de sacar el paso de misterio. Y con mucha dificultad. Y la anchura del paso es casi la misa que la de la puerta. Más de 10 minutos se tardó en sacar el paso, sin las cartelas que realizase Luis González Rey y, por fin, la Borriquita salía a la plaza de Jesús de la Paz entre aplausos.
Sonaban las primeras marchas interpretadas por la Agrupación Musical Polillas para acompañar el andar del Señor mientras en el interior de San José se formaban las filas de hermanos que acompañaban a María Santísima del Amparo.
Los hermanos Martín fueron los encargados de poner el palio en la calle con la novedad de una mesa, mucho más ligera, realiza por Andrés Cano, presente en la salida.
Como también lo estaba el pregonero, Juan Mera, encargado de hacer la primera levantá. O Manolo Garrido de El Perdón y Fernando Malines, hermano mayor de la cofradía del Santo Entierro.
La hermandad tomó por Poeta Nieto y Adriano para salir a la avenida de Portugal y a García de Sola.
Mientras, a pocos metros, en el colegio Salesianos, los hermanos del Despojado comenzaban a formarse. Sin prisa, pero sin pausa. Y es que el hermano mayor, Alfonso Cortés, comunicaba que se iba a retrasar la salida en 10 minutos para dejar más espacio entre ambas cofradías.
Y así fue. A las 3 de la tarde, la cruz de guía salía al patio del colegio llevando detrás un largo cortejo de hermanos.
En tan sólo unos minutos el capataz del paso de misterio, Joaquín Cortés, ordenaba llevar el paso hasta la puerta del pabellón. Presidiendo, el Señor Despojado, que este año ha vestido una túnica de terciopelo morada. Y como estreno, las cantoneras de la cruz del misterio, donadas por un hermano, como también fue donada la cruz.
La banda de la Victoria de León entonaba la Marcha Real en los primero pasos del Señor bajo un sol radiante, pero con las fuertes rachas de viento que traía el Levante.
La hermandad tomó el paso tranquilo a la salida, para dejar más margen con la hermandad de La Paz. Tanto, que entre ambas cofradías hubo hasta casi media hora de diferencia, que pronto fue recuperada por la hermandad de Salesianos cuando llegó al casco antiguo.
Inédita fue ver la imagen del Señor pasando por los arcos de Puerta de Tierra a la luz del día. Desde su primera salida procesional, hace 9 años, sólo se había producido de regreso tras la participación en la Magna, y fue de regreso a su templo.
Mientras que ambas cofradías llegaban al casco antiguo la hermandad de Las Penas salía desde San Lorenzo 15 minutos más tarde de lo previsto. La hermandad quería evitar tener que esperar que ambas cofradías pasasen, así que la junta tomó esta decisión, como la de coger por el Campo del Sur, a pesar del fuerte viento. De hecho, el manto de María Santísima de la Caridad estaba recogido por cordones para evitar que el viento pudiese rasgarlo.
La hermandad, cumpliendo con el horario que ellos había comunicado se plantó en la calle Sagasta dirección al mar en una calle con mucho público.
Su capataz general, Manuel Ruiz Gené, dirigió las maniobras de salida de ambos pasos para evitar cualquier contratiempo.
Y entre los estrenos de la cofradía, el Simpecado similar al que la cofradía tenía en el origen de la archicofradía del Pilar que tuvo que ser llevado entre dos personas a su paso por el Campo del Sur.
Con paso lento fue adentrándose en el barrio del Pópulo, el palio, con los sones de la marcha Sanidad interpretada por la Filarmónica de Conil.
Y a pocos metros la hermandad de la Sagrada Cena, que había esperado paciente que pasasen las dos primeras cofradías del día, retrasando su salida otros 15 minutos.
Pero pronto se dispuso el cortejo en la calle, formado por muchos niños pequeños, desde la iglesia de Santo Domingo y, acompañados, como siempre, por el padre Pascual Saturio.
Con mucha tranquilidad fue saliendo el paso de misterio por la pequeña puerta del Santuario de la Patrona para salir a la calle Sopranis.
Majestuoso el Señor del Milagro, obra de Luis González Rey, sobre el paso de misterio que no ha podido avanzar este año en el dorado, pero que seguro que lo hará en los próximos años.
Con mucho estilo andando por la plaza de San Juan de Dios. Elegante por Candelaria y Palillero y con recogimiento antes de llegar a su barrio de Santa María.
La última en salir a la calle este Domingo de Ramos fue la cofradía de Humildad y Paciencia. Una corporación centenaria y que este año celebra el 50 aniversario de la bendición de Nuestra Señora de la Amargura. Sin duda, un aniversario muy especial.
Puntual los hermanos de fila se fueron disponiendo en la plaza de San Agustín, luciendo esas acertadas túnicas que se cambiaron con la anterior junta de gobierno, y que se van completando con los nuevos escudos.
El capataz del paso de misterio, Paco Álvarez, fue ordenando acercar el paso a la puerta de San Agustín para poner el paso en la calle mientras sonaba, el órgano de la iglesia, el himno de la cofradía.
Imponente lucía la obra de Jacinto Pimentel bajo el sol de la tarde de abril en Cádiz. Mientra, en el interior, el palio de la Virgen esperaba su momento rodeado por su capataz, Juan Manzano, El Chato, su cuadrilla, y con aquellos que hacen 50 años, o menos, portaron a Nuestra Señora de la Amargura.
Sonaba la marcha Amargura también el órgano cuando las andas se acercaron a la puerta de San Agustín. Tras una complicada maniobra, salía la Virgen y comenzaba a andar la Señora con la marcha con su nombre de nuevo.
Uno de los palios más completos de Cádiz, salido del antiguo taller de San Martín, que apenas sufrió los efectos del viento de Levante, que fue creciendo en determinados momentos de la noche.
Momentos mágicos regaló este Domingo de Ramos la hermandad de La Paz, a su paso por la plaza de San Francisco, mientras sonaba la marcha Nazareno del Amor.
O el Despojado, en su camino de vuelta por Cervantes, San Miguel y Gaspar del Pino, aunque se complicó su paso por la plaza de la Catedral debido al fuerte viento de Levante que seguía soplando en la ciudad.
Sagrada Cena sólo tuvo que superar el viento que azotaba por la plaza de San Juan de Dios. Y las Penas su regreso fue más sencillo que la llegada a Catedral, ya que sólo separaban unos pocos metros la iglesia de San Lorenzo con el final de la Carrera Oficial.
Una jornada impecable a pesar de que el viento de Levante quiso ser más protagonista que las 5 cofradías del día.
Año
2017
Imágenes
Borriquita y Despojado tuvieron que cambiar sus itinerarios de salida debido al fuerte viento
Fecha