Nuevamente la lluvia ha vuelto a jugar una mala pasada al desarrollo de una jornada de Viernes Santo que ha obligado a la cofradía de la Expiración a albergarse en la Catedral hasta el sábado, mientras la Buena Muerte y Siete Palabras aceleraron a su regreso. Ecce Mater Tua se quedaba en su templo. Las previsiones de chubascos y el fuerte viento se cumplieron, y han sido los desencadenantes de que se estropeara una jornada que parecía destinada a ser brillante.
Y es que la meteorología ya preocupaba desde por la mañana cuando se convocó una reunión en el Consejo Local de Hermandades para tomar una decisión. Todas las cofradías del Viernes Santo decidieron realizar sus estaciones de penitencia en la hora fijada.
Así, en la iglesia de Santa María todavía al calor de la procesión del Nazareno recogido pocas horas antes, se disponía a salir la Cruz de Guía de la Expiración poco después de las seis de la tarde.
En el interior muchos niños penitentes nerviosos se ordenaban en filas junto a la puerta del templo en las que sonaron las palabras de ánimo del director espiritual de la cofradía, Cesar Sarmiento, que invitó a sumarse en oración a todos los presentes.
La Cruz de Guía enfilaba su camino entre un fuerte viento el Campo del Sur, y la primera levantá correspondió a Manolo Vázquez, hermano del que fuera capataz desde 2006, y fallecido en diciembre, Francisco Vázquez. La procesión tenía este año una fuerte carga emocional y de recuerdo por lo que ambos pasos hicieron el primer tramo del recorrido sin la música de las bandas Agrupación Musical Lágrimas de Dolores de San Fernando, y la banda de música Virgen de la Estrella de Puerto Real en póstumo homenaje. Muchas lágrimas y abrazos marcaron este inicio de la tarde. El capataz Juan Manuel Díaz González dio la orden para que los cargadores ocuparan su puesto, y a su orden se bajo por la rampa hasta comenzar su andadura de forma un tanto complicada por el aire potente que soplaba a esa hora de la tarde.
La levantá del paso de la Virgen de la Victoria se la dedicó a su pregonero Jesús Devesa. El palio estrenaba un relicario con las reliquias de Santa Beatriz de Silva cedidas por los hermanas concepcionistas que aproxima un poco más a la cofradía a la congregación desde que recalarán en 2017 por las obras en su antigua sede de la iglesia castrense. Los cargadores de Jose Antonio Moreno Gallardo portaron el paso para iniciar la procesión que se truncaría horas más tarde lo que obligó a todo el cortejo a quedarse en la catedral.
El Viernes Santo también parece ser del barrio de Santa María ya que a la misma hora, en la iglesia de la Merced comenzaba su estación de penitencia las Siete Palabras, que estrenaba la crestería del frontal del canasto del nuevo paso obra de Juan Carlos García Díaz.
A los sones del himno nacional de la Banda de Cornetas y Tambores Soberano Poder de Alcalá de Guadaira se realizó la bajada hacia la plaza de Las Canastas hasta llegar a San Juan de Dios. Después, el mal tiempo obligó a una recogida más rápida de la prevista.
El silencio tomo la plaza de San Agustín cuando pasadas las nueve de la noche se abría la puerta del templo agustiniano, y la Cruz de Guía de la hermandad de la Buena Muerte salía dirección por la calle San Francisco.
El imponente Cristo fallecido con un rostro tranquilo, y sereno, pisaba la calle para cubrir un recorrido sin luz y en recogimiento, y que esbozó imágenes muy llamativas como en San Juan de Dios a oscuras junto al monumento de Moret. La cuadrilla de cargadores estuvo dirigida por Pablo Lacave.
La Virgen del Mayor Dolor que lucía una restaurada corona fue cargada por la cuadrilla de Joaquín Cortés.
La música estuvo a cargo de la capilla musical Calvarium de Sevilla en el Cristo, y el trio de capilla San Pablo de Cádiz en el palio.
Finalmente la temida lluvia hacia acto de aparición lo que aceleró la recogida de la Buena Muerte y Siete Palabras, e hizo regresar a la congregación de Ecce Mater Tua a su templo de Santiago cuando había iniciado su estación de penitencia.
Año
2018
Imágenes
Fecha