- Crónica

La sexta sesión de preliminares se caracterizó por ser una noche de potentes voces sobre el escenario. Especialmente en la primera parte, donde el coro ‘Cádiz Oculto’ y la comparsa de Camas y de Chipiona demostraron que el trabajo bien hecho tiene su recompensa.
El coro de Luis Rivero fue, sin duda, el máximo exponente de esta premisa. Y es que el autor gaditano demostró que sabe como nadie afinar y armonizar a un conjunto de voces femenina y masculina sin problemas. Sin que suene estridente. Un sonido compacto y homogéneo que hace que ‘Cádiz Oculto’ se haya convertido esta noche en una de las favoritas, al menos, para estar en la Semifinal del COAC 2015. Porque este conjunto de monjes y religiosas de clausura no sólo ha presentado buenas voces, sino también buenas letras y una preciosa música de tango.
Después fue el turno de la comparsa de Camas que regresaba al Teatro después de un año de ausencia. Además, contaba con la novedad de que las dos comparsas que hay en la localidad se han fusionado bajo la pluma del gaditano Luis Ripoll. Aunque con un tipo que recordaba mucho al de la comparsa ‘Los bailarines’ de Juan Fernández, ‘Los mindundi’ representaron el papel de Don Nadies que van por la vida intentado aprovecharse de otros sin dar nada a cambio. A continuación, el segundo cuarteto que participa en el COAC 2015, ‘Los niños de la Mary’. El cuarteto de Aguilera y Piulestán versionaron la historia de Mary Poppins con personajes gaditanos, utilizando muchos chistes y detalles para hacer reír a un público que estuvo partícipes con ellos. Sin embargo, se echa de menos la utilización de la rima en esta modalidad.
Antes del descanso, una agradable sorpresa con la comparsa de Chipiona, ‘El día que me quieras’, con la autoría de Ezequiel Benítez. Aunque el tipo no era demasiado atractivo, ya que representaban a la Madre Naturaleza, este grupo de nueva creación defendió a la perfección, con un gran conjunto de voces, el repertorio de “Zequi”. Un grupo con mucho futuro, sin duda.
Tras el descanso, una chirigota que debería hacernos reflexionar a todos de lo que de verdad es Carnaval. Un grupo de personas ancianas siguen montando su chirigota para estar en el Falla con la misma ilusión que un chiquillo. La chirigota de “Los Viejos”, ‘De mano en mano’ demostró que se puede hacer una buena agrupación con la esencia del Carnaval. Personas que no tienen en su palmarés grandes premios, pero sí una vivencia que no tendrán muchos de los que quieren triunfar rápido. Una ilusión que sólo ellos tienen, como el padre de El Cabra, que, recién aperado de cataratas, ha subido al escenario a cantar con su chirigota.
La misma ilusión, aunque quizás con mucha menos calidad la comparsa de Puerto Real, ‘Entre tus entrañas’. Un grupo que quiso representar un submarino que recorría las aguas de la Bahía de Cádiz. Una interpretación muy desigual durante todo el tiempo que duró el repertorio.
La chirigota ‘Los orgullosos’, de Toté y Faly Verdugo demostraron que son una firme candidata a luchar por entrar en la Semifinales, siempre y cuando en Cuartos de Final traigan “buena artillería”. Un tipo simpático, alegre y divertido y, sobre todo, respetando al colectivo gay, aunque haya quienes digan que estos tipos están “manidos”. La presentación conectó rápidamente con el público, a lo que se sumó dos buenos pasodobles y dos excelentes cuplés, muy chirigoteros. Y a eso se suma un popurrí con cuartetas que arrancan la risa continuamente, este grupo poco más puede pedir para cantar un miércoles a la 1 y media de la madrugada.
Los encargados de cerrar la sesión fue la comparsa ‘La parranda’, un grupo de jóvenes que vienen de la cantera y que se enfrentaban este año por primera vez a la difícil categoría de adultos. Estos jóvenes representaban calaveras vestidas de mariachis –en Méjico se venera a La Muerte-, con la que han querido representar a esa muerte que lleva a las almas que están perdidas. Chicos reivindicativos que cuentan con un grupo compacto con voces muy jóvenes. A ellos no les falta categoría. Al público que lo acompaña quizás un poco, porque con sus gritos no les dejaban ni cantar.