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Una noche de perros
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Una noche de perros

La noche no les confude


El cuarteto sevillano de Alcalá de Guadaira, ‘Una noche de perros’ representan una calle cualquiera en donde está una discoteca y una caravana donde venden perritos calientes, “El Perrichi”. En la discoteca hay un cartel que avisa que buscan portero y, Antonio Limones, el dueño de la discoteca, comienza a hacer las entrevistas de trabajo. El primer candidato trae un curriculum donde dice que ha pegado más de 300 personas. Y le sale competencia a “El Perrichi”, “El Escotti”, pero resulta que es su hermano. Sigue la historia con el candidato a portero, “El Perrichi” y Antonio Limones. “El Perrichi” tiene un amigo muy cofrade, “que cuando llueve, no sale”. El que era candidato a portero ahora pide trabajo para llevar los perritos a domicilio. Pero tiene que repatir en bicicleta, pero sin sillón, porque “El Perrichi” no puede ver “a nadie sentado”. “El Perrichi” tiene un nuevo perrito, de presa ibérica, “el perrito pantoja”. El dueño de la discoteca dice que tiene cosas duras el perrito, y “El Perrichi” dice que el perrito “viene con Kikos”. Y otro candidato, que es un poco “pasota” y “chulo”. Pero a “El Perrichi” no le gusta, y se lo dice al dueño de la discoteca. Y aparece de nuevo el primer portero entrevistado y el hermano de “El Perrichi” para cantar los cuplés.   Los cuplés, el primero a Javi Cuevas. Dicen que fue al kiosco a compra un perrito. Dicen ellos que, como no le gusta tanto Cádiz, lo pasaban a Cuartos de final y los hacía venir tres o cuatro veces. El segundo hablan de uno de sus hijos, que siempre va con faldas muy cortas y no le falta un lápiz de labios en el bolso, y dicen que no crea que sea homosexual porque es su niño.   En el tema libre, “El Perrichi” se convierte en un vidente, porque dice que eso es da dinero. Pero de nuevo vuelve a ser el dueño del kiosco de perritos, y el repartidor llega de nuevo y le regaña porque los pedidos llegan tarde y fríos. Y le dice que es por culpa de un repartidor chino, que mide casi dos metros y es musculoso. “El Perrichi” dice que se va a enfrentar a él porque él tuvo un profesor de karate que, además, es gitano. Se llevan al público “de calle” en la pelea con el Chino de casi dos metros. Y al final del popurrí.   Gran ovación para los cuarteteros sevillanos.
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