Su deseo era procesionar. No deseaban quedarse en la parroquia de San Lorenzo. Mucho trabajo, muchos esfuerzos y un importante proyecto de reflotar la hermandad del Descendimiento.
En la iglesia, desde por la mañana, todo estaba preparado para la salida procesional: enseres, insignias y, por supuesto, el paso de misterio que estrenaba dos capillas realizadas por Luis González Rey.
Tras la reunión mantenida al mediodía en la sede del Consejo de Hermandades, la junta de gobierno decidió que hasta las 23 horas no tomaría la decisión de suspender o no la salida procesional. Pero según avanzaba la tarde la meteorológia iba empeorando. Primero, un fuerte aguacero cayó a las 20 horas. Pero cuando dejó de llover, apareció el viento, muy fuerte.
A las 23 horas comenzó de nuevo a llover. La decisión de la junta de gobierno se hacía aún más difícil que debía tomar: salir o no a la calle para realizar la estación de penitencia.
Pero a las 23.30 horas llegó la sorpresa. La junta de gobierno, presidida por Jacinto Salas, anunciaba que la hermandad realizará la salida procesional ya que los partes meteorológicos que manejaban les aseguraban que no se volverían a suceder las precipitaciones hasta las 5 o 5.30 horas de la Madrugada del Viernes Santo.
Así, y tal y como estaba previsto, a las 23.45 horas comenzó a formase el cortejo en el interior de la parroquia de San Lorenzo. A esa hora ya no quedaba señal de que la cofradía de Afligidos tuviese la pretensión de procesionar porque estaban todos sus enseres y el patrimonio desmontado y guardado.
A la hora prevista, 00.15 horas, las puertas del templo se abrieron para que la cruz de guía se plantase en la calle Sagasta. Casi media hora después, la cofradía comenzó a andar ya que tuvo importantes problemas con el sudario, ya que el viento lo movía en exceso, mientras que los relámpagos deslumbraban la noche.
Era el momento de iniciar entonces la salida procesional y dirigirse a la Seo para realizar la estación de penitencia realizando un recorrido por unas calles algo desangeladas por determinadas zonas, no durante la salida el público aplaudió a la hermandad de negro, ya que el frío y la previsión de lluvias habían provocado que cofrades y curiosos se refugiasen en sus casas.
Pero cuando la cofradía enfilaba la calle Hospital de Mujeres, la lluvia apareció de nuevo sobre la ciudad provocando los nervios en la cofradía. No sabían sin continuar hasta Catedral o regresar a San Lorenzo. Cuando deciden regresar a su sede canónica, de nuevo un fuerte aguacero comenzó a descargar agua sobre Cádiz y las imágenes comenzaron a empaparse aún más de agua. Corriendo hacia la calle Sagasta y rápido a entrar a los titulares de la cofradía seriamente dañados.
Los partes meteorológicos fallaron en esta ocasión. Ahora a la cofradía le tocan cuantificar los daños sufridos en su patrimonio.
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