Eran las 15.45 horas cuando las puertas de la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios del convento franciscano se abrían por vez primera el Lunes Santo para dar la salida a la Hermandad de Jesús Nazareno del Amor y a su Madre de la Esperanza.
Las naves del templo franciscano fueron durante la mañana un hervidero humano. Muchos gaditanos y devotos de las sagradas imágenes las visitaban para ofrecerles sus plegarias antes de la salida procesional.
El cortejo se fue conformando a la hora prevista. Muchos hermanos en las secciones del Nazareno Blanco. Los tramos fueron saliendo hacia la Plaza de San Francisco, cada uno de ellos con la insignia tradicional. El paso, que antes había estado realizando las maniobras correspondientes para la salida, echaba a andar y salía a la plaza de San Francisco sobre los hombros de los cargadores de dirigen Andrés Delfín y Carlos Beraluce.
Al cortejo del Señor le esperaba el olor a azahar de los naranjos en flor mezclado con el del fino incienso promovido por el grupo de acólitos que acompañaba al Señor, imagen realizada por José Rivera, junto a Simón de Cirene, obra de Alfonso Berraquero.
Mientras ello ocurría, la Agrupación Musical Polillas, de Cádiz, que regresaba este año a la hermandad, se preparaba para el acompañamiento musical durante todo el itinerario.
Tras el singular paso del Señor, de madera con incrustaciones de limoncillo, llegaban a la calle los tramos de hermanos acompañando a la Virgen dolorosa en su precioso paso de palio entonado en verde esperanza y luciendo esos característicos respiraderos bordados. El palio se movía por el trabajo que realizaba debajo la cuadrilla de cargadores de Francisco Benítez Rey.
La Banda de Música Pedro Álvarez Hidalgo, de Puerto Real, interpretaba el repertorio de marchas a tan imponente trono para la Señora de la Esperanza. La hermandad fue despedida por la junta de gobierno de la Hermandad de la Vera+Cruz que preparaba también su posterior estación de penitencia.
La comitiva nazarena siguió procesionando hasta llegar a la seo gaditana donde efectuó la estación de penitencia sin ningún tipo de problema. Después le esperaba la Carrera Oficial y las calles colindantes con el templo franciscano que se preparaban para la recogida de esta querida corporación del Lunes Santo.
Una vez que el paso del Señor entró en la plaza San Francisco se fue inmediatamente hacia la puerta del templo para recogerse. Lo mismo pasó con el paso de palio de la Esperanza, aunque éste tuvo que dar dos veces fondo en poco tiempo y cuando la banda interpretaba una marcha, al parecer motivado por el cansancio y la fatiga de los cargadores, muy tocados por el esfuerzo realizado.
La hermandad no hizo este año la habitual estación en la Residencia Alvernia, regentada por los frailes franciscanos, si no que, al salir del templo, siguió directamente hacia la calle San Francisco abajo para recortar camino debido a un ultimísimo cambio en los partes meteorológicos que daban lluvia sobre las 23.00 horas.
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