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El riesgo de lluvia parecía disipado y la ciudad quería vivir con intensidad otra gran jornada cofrade. El Lunes Santo gaditano es uno de esos días en que los viñeros se sienten aún más orgullosos de residir en este emblemático barrio del casco histórico de la ciudad, porque Jesús de la Misericordia y su Madre de las Penas salen a la calle para que todos los gaditanos rindan pleitesía a tan singulares imágenes sagradas.
El barrio se engalanó para la gran jornada cofrade y desde primeras horas de la mañana era una fiesta. Cientos de viñeros se acercaron hasta la coqueta iglesia para orar ante las tallas del crucificado y de la dolorosa horas antes de que se adentraran en el centro de la ciudad.
Ningún viñero desea que se vayan del barrio pero son conscientes de que regresarán después para recibir ese fervor y esa devoción que cada año le demuestra La Viña. A las 15.45 horas ya estaba la cruz de guía en la puerta del templo para iniciar la salida hacia la calle Virgen de las Penas.
Detrás, cientos de hermanos formaban los tramos que acompañaban el majestuoso paso del Señor crucificado. Muchos son los gaditanos que, cada Lunes Santo, realizan estación de penitencia en el primer templo diocesano.
Mientras que los penitentes iban avanzando, la cuadrilla de cargadores al mando de Tomás Martín, preparaba la maniobra para presentar el paso frente a la misma puerta. Los componentes de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario, de Arriate (Málaga), preparaba también sus instrumentos para acompañar el primer paso que pone en la calle la archicofradía.
Tras la larga penitencia comenzaban los penitentes de la Virgen. También en buen número formaban las secciones con sus respectivos enseres. El bellísimo paso de palio donde se entroniza a la Señora de las Penas es el antiguo de la Hermandad de Los Negritos de Sevilla, entonado en azul y con bordados de Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
A la salida, perfecta como siempre, el paso continuó por la primera parte de su itinerario por el barrio de La Viña donde los cargadores de Ramón Velázquez lucen su calidad con los palos sobre los hombros. La Banda de Música Nuestra Señora de la Victoria, Cigarreras de Sevilla, aligeraba el trabajo de la cuadrilla con sus grandes interpretaciones.
El cortejo procesionó hasta llegar a la Santa Iglesia Catedral donde cumplió con el fin primordial de la salida procesional: realizar la estación de penitencia. Posteriormente Carrera Oficial y Torre arriba, a buen ritmo, para estar de nuevo en su barrio, aunque algunas calles se tuvieron que anular debido a la amenaza de lluvia.
Con ambas imágenes llegó el delirio y las saetas fueron cantadas por doquier en una noche donde los viñeros son también penitentes del Cristo de la Misericordia y de la Virgen de las Penas, que ya están recogidos en su recóndito templo.

Imágenes
Los viñeros vibraron con su cristo y su virgen y despidieron a ambas imágenes no para siempre si no con un simple hasta luego
Los viñeros vibraron con su cristo y su virgen y despidieron a ambas imágenes no para siempre si no con un simple hasta luego
Los viñeros vibraron con su cristo y su virgen y despidieron a ambas imágenes no para siempre si no con un simple hasta luego
Los viñeros vibraron con su cristo y su virgen y despidieron a ambas imágenes no para siempre si no con un simple hasta luego
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