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En el barrio de La Viña se ha vivido una Cuaresma muy intensa. Los devotos han estado junto a los titulares en el quinario. Juan Manuel Canseco ha pregonero de manera sublime a María Santísima de las Penas; el Cristo de la Misericordia repartió su bendición en su vía crucis y la hermandad ha encargado unos ramos de cera con racimos de uvas y hojas de parra y orquídeas. 
Pero hoy es Lunes Santo. El día de La Palma. El día de La Viña. Un día donde el sol no ha querido brillar con la misma fuerza que el Domingo de Ramos, pero con la luz iluminar la cara de Jesús y María.
Desde las 10 de la mañana, la parroquia ha sido un ir y venir de fieles, devotos y cofrades que han querido visitar al Cristo de la Misericordia y a María Santísima de las Penas en su paso. Verlos de cerca. Disfrutar de su compañía. Rezarles. Contarles sus penas y sus alegrías. Y, sobre todo, dar gracias por estar un Lunes Santo más en La Viña.
A las 12 del mediodía, el padre Rafael Fernández Aguilar, director espiritual de la cofradía, presidió el rezo del Ángelus y, a continuación, bendijo el nuevo azulejo dedicado a María Santísima de las Penas en su calle, junto a la calle de La Palma. 
Abrazos, besos y sonrisas en un día que completó el cantaor Raúl Gálvez, que, en la intimidad, rezó con una saeta a los titulares de la archicofradía.
Pero llegó el momento, y las puertas de la parroquia se abrieron para dejar paso a la cruz de guía. Y en el interior del templo, el pregonero de la Virgen de Las Penas, Juan Manuel Canseco, Jesús del Río, José Luis Ruiz Nieto, el concejal del Ayuntamiento de Cádiz Juan Antonio Guerrero y el cofrade Enrique Láinez, entre otros.
Los hermanos, más de 200, iban saliendo del patio del colegio para ir formando los tramos por la calle de La Palma, Virgen de las Penas y Hermano Ignacio. Mientras, en el interior del pequeño templo, los hermanos Martín, Paco y Tomás, guiaban a su cuadrilla de cargadores para llevar hacia su barrio al Cristo de la Misericordia.
A las 16.55 horas una gran ovación inundó la calle de La Palma. El Señor ya estaba con su gente. Una maniobra complicada, la cruz subió, y el Cristo de la MIsericordia comenzó a andar acompañando de los sones de la banda de cornetas y tambores de la Vera-Cruz de Utrera.
Tras el Señor, una larga penitencia, más de 400 personas, que llevaban en su corazón su promesa, sus peticiones, su amor, y su devoción.
Y llegó el momento de la Señora. Ella sobre su majestuoso paso y, a sus pies, su capataz, Ramón Velázquez, que lleva más de 25 años llevándola por Cádiz. Y sus cargadores. Los hombros sobre los que Ella lleva su bendición por cada rincón de su barrio, y, por supuesto, de Cádiz.
A las 16.15 horas, Velázquez ordenaba la maniobra de salida. Complicada. Muy complicada debido a las dimensiones del paso, y a la estrechez de la puerta. A lo que se suma la escalera de entrada al templo. Una situación que ya se ha solucionado con un mecanismo que facilita a los cargadores poder sacar el palio con más facilidad.
Y sonaron las campanas de La Palma. Ella ya está en la calle. Era ya  las 16.40 horas cuando comenzaba a andar con los sones interpretados por la banda de la Soledad de Cantillana de la marcha, su marcha, Virgen de las Penas.
Y de camino a la plaza Pinto. Al momento con su barrio. Palmas, vítores y aleluyas para la Reina de La Viña.
Es Lunes Santo. Es el día de La Viña. 

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La viña se rinde a los pies de su señor y su madre
La viña se rinde a los pies de su señor y su madre
La viña se rinde a los pies de su señor y su madre
La viña se rinde a los pies de su señor y su madre
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