No había marcado el reloj las 23 horas, y los primeros hermanos de Descendimiento comenzaron a llegar a la parroquia de San Lorenzo. Una iglesia vacía, ya que la cofradía de Afligidos aún se encontraba en la calle. Así que la única protagonista era la de la Madrugada.
Poco a poco, vestidos de negro y con su rostro cubierto, llegaban el resto de hermanos, que se mezclaban con los hermanos de Afligidos con sus túnicas moradas y su antifaz azul.
Tras la recogida del imponente paso de misterio de la cofradía de Jueves Santo, fue el turno de la de la Madrugada que, tras unas palabras de su director espiritual, el padre Jesús García Cornejo, comenzaba a preparar los tramos de hermanos.
A las 12 de la noche, en el cambio de día, se abrieron las puertas de San Lorenzo para dar paso a la Cruz de guía de la corporación. Salió a la calle Sagasta, a oscura, y atestada de público que respetó el carácter de la hermandad.
Veinte minutos más tarde, Pablo Estevez indicaba la maniobra de salida del paso de misterio protagonizado por las imágenes de Buiza y las imágenes secundarias de Luis González Rey.
Una hermandad que esta Madrugada suma a su historia tres siglos y medio de vida.
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