‘Memoria eterna’ sonó para la Virgen de los Dolores de Servitas nada más enfilar la calle Sagasta. Y esa marcha, interpretada en los magistrales sones de la Banda Maestro Dueñas, parecía llevar mensaje implícito. Porque lo que se vivió en la tarde-noche de ayer bien se merecía ser guardado en la memoria en todos los presentes. La Orden de los Siervos de María regresaban a su día primitivo de salida, el Viernes de Dolores en una jornada que resultó tan elegante como lucida, tan llena de público en la calle como sobria y recogida.
Hacía tiempo que la Orden tenía claro que quería recuperar la fecha de su salida que perdió en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el alcalde y el obispo de ese momento le pidieron salir en Domingo de Ramos para ensalzar la Semana Santa de entonces. Y ayer, con su vuelta al Viernes de Dolores, también consiguió el mismo objetivo, ensalzar la Semana Santa gaditana. Calles llenas de público (muchos de los asistentes venidos de otras localidades) desde una hora antes de la salida, arroparon a la Virgen de los Dolores en su regreso. También un cortejo más nutrido, con 120 penitentes, marchaba justo delante del único paso de la corporación.
La Virgen lució bellamente exornada con calas y dendrobium y vestida con su tradicional terno del siglo XVIII y la corona enriquecida por su Coronación Canónica. La cuadrilla de José Julio Reyeros imprimió el caminar a un repertorio de marchas clásicas en el que sonó ‘Mater Mea’, 'Stabat Mater’ o ‘Virgen del Valle’. Y con este luto elegante, la Señora fue llegando a la Catedral. Allí, accedió al Primer Templo Diocesano por la puerta de Arquitecto Acero. Por el mismo dintel por el que salió, tras realizar el rezo ante el Santísimo. Como la propia priora Encarnación Orellana explicaba días antes de la salida, ese rezo ante el Sagrario era una de las novedades de la salida ya que, "el Viernes Santo el Santísimo está reservado».
‘Cristo de la Expiración’ fue la marcha que sonó para salir de la Catedral y comenzar a enfilar sus pasos hacia la calle Santiago. Mientras, los cofrades del Perdón accedían a la Catedral por la Puerta Santa para ganar el jubileo por el Año de la Misericordia en un Vía-Crucis. Para ese entonces, la Señora empezaba a acumular retraso conforme al horario previsto. La Orden se encaminó hacia uno de los momentos destacados de la noche: el encuentro con la orden de las concepcionistas del Monasterio de Montañés, hermanadas con los Servitas y madrinas de la Coronación. Allí, unos rezos con las monjas y los cantos del cuarteto vocal-instrumental ‘Secuentia’ pusieron el recogimiento del momento. Precisamente, la presencia de este cuarteto delante del palio fue uno de los estrenos de una Orden que también estrenó el cuerpo de dalmáticas para los acólitos.
Ya que la Orden no forma parte de la nómina de cortejos de la Semana Santa, la Carrera Oficial no estaba lista con las sillas y el cortejo no completó la carrera. En su lugar, una vez llegó a Palillero, la procesión buscó Columela para desembocar de nuevo a la plaza de las Flores y llegar a su barrio. Allí, aún quedaban instantes llenos de devoción, sobriedad y clasicismo antes de que la Virgen de los Dolores se despidiera de sus devotos. Lo hacía ya en la madrugada del sábado, en pleno tiempo de espera del Domingo de Ramos que ya descuenta las horas por llegar.
Año
2016
Imágenes
Servitas recupera su día histórico de salida en una jornada de previas sobria, elegante y llena de público en las calles
Fecha