La cofradía de Humildad y Paciencia esperaba su momento para salir a en el interior de la parroquia de San Agustín. Un momento temprano, ya que la cofradía era la que habitualmente cerraba los desfiles procesionales del Domingo de Ramos gaditano. Pero en esta ocasión, sería la tercera hermandad en incorporar a la carrera oficial, siguiéndole el camino la hermandad de La Paz y Las Penas.
A pesar de que el trabajo ya se había hecho durante el año y la organización ya estaba planteada, coordinada y revisada, los nervios y los imprevistos de última hora hicieron que el nerviosismo se apoderase de los miembros de junta, de la cuadrilla y de sus hermanos mientras que los titulares de la cofradía esperaban que los cargadores lo portase en sus hombros en el altar de la parroquia.
Tras una breve oración, a las 16.45 se abrieron las puertas de la iglesia para que la cruz de guía iniciase el camino de la hermandad hacia la Catedral, mientras que el resto de los hermanos de fila salía, como ya es tradicional, desde el antiguo instituto del Rosario, aledaño a la parroquia. Tan sólo las insignias y los miembros de junta salieron de la iglesia, vistiendo cuatro de los hermanos que formaban parte de la antepresidencia las nuevas túnicas que el año que viene llevarán todos los hermanos de la cofradía del Domingo de Ramos.
Tras las palabras del capataz, Francisco Álvarez, la cuadrilla realizó el movimiento de paso hasta la puerta de San Agustín, superando el dintel a las 16.50. La primera levantá fue realizada por Juan Manuel Manzano, capataz del paso de la Virgen de la Amargura por los 25 años de la formación de la cuadrilla y su veinte aniversario como capataz del palio.
Sólo diez minutos después Nuestra Señora de la Amargura también se disponía a salir a la calle. Tras una complicada maniobra, debido a las dimensiones de la puerta de San Agustín, la cuadrilla dirigida por Manzano superó la puerta, echando a andar por la calles de Cádiz pasadas las cinco de la tarde después de que el director de la banda Nuestro Padre Jesús Nazareno de Rota llamase a la cuadrilla para la primera levantá del paso con motivo del décimo año acompañando a la Virgen.
Con paso firme y elegante, la hermandad fue recorriendo el camino que le separaba a la Sea, con un cortejo muy bien dispuesto en la calle. Lo único que intranquilizó a la cuadrilla del paso de palio y los miembros de la junta de gobierno, era la corona de la Virgen, que cimbraba en exceso. Un detalles que se superó una vez llegada la corporación a la Catedral, cumpliendo siempre los horarios previstos por el Consejo de Hermandades de Cádiz.



