El día amaneció nublado y amenazando lluvia, de nuevo se ceñía la incertidumbre sobre la Hermandad del Prendimiento, una idea estaba en la mente de todos, el pasado año, la lluvia y el mal tiempo no les permitió hacer su anual estación de penitencia. Otra vez, mirando al cielo, los huevos a Santa Clara, la pasada semana y el parte meteorológico, revisado cuidadosamente con la esperanza de ver por fin el sueño cumplido de poder salir para dar testimonio de su devoción a María Santísima del Patrocinio y a Nuestro Padre Jesús en su Prendimiento.
Pasaron las horas y llegó la sobremesa, la iglesia del Carmen era testigo del devenir de los miembros de la Junta cuidando escrupulosa y delicadamente todo los detalles, fuera el tiempo no quería doblegarse y la Alameda se veía sola, muy pocas personas se acercaban, por miedo a sufrir las inclemencias climáticas.
Comenzaron a llegar los penitentes, los acólitos, los niños y niñas de monaguillo, y de pronto llegaron las bandas, y en ese momento, el viento de levante empujaba valiente las nubes hacia La Caleta, y era todo un espectáculo ver, desde la calle Vea Murgía, como poco a poco las nubes se alejaban.
Abrazos dentro del templo, sonrisas, y muchas miradas de devoción y agradecimiento hacia Patrocinio que lucía bella con su candelería encendida dentro del templo. Las secciones comenzaban a organizarse, cada uno iba ocupando su lugar, las bandas esperaban en la calle, y se abrió la puerta del templo carmelitano.
Prendimiento ya estaba en la calle, con una talla nueva de San Pedro con todos sus atributos y ropajes, y las cuatro nuevas tulipas entre caracolas.
La cruz de guía se mostraba al numeroso grupo de personas que poco a poco se agolpaba en la puerta para ver a Jesús en su Prendimiento que salía al compás de la marcha Prendido en Getsemaní, un pasillo se comenzó a formar para rendir culto a nuestro Padre que un día se dejó prender para después sufrir y morir en una cruz por todos nosotros.
Tras el paso de misterio, la agrupación musical Sagrada Cena daba paso al banderín de la sección Mariana, y el largo pasillo del Carmen servía de bella pasarela para la Virgen del Patrocinio, hasta que por fin el palio llegó al umbral de la puerta principal del templo.
Al ritmo de Victoria de Patrocinio gaditana, con el lazo de Juan Pablo II en el primer varal del frontal del palio, el dorado y el turquesa resplandecían en un cielo que no conseguía quedarse sin nubes, la gente continuaba llegando y la policía organizaba al público que se acercaba a tocar el palio con devoción.
Y poco a poco, la comitiva fue bajando la Alameda Apodaca a ritmo de Capataz gaditano, más abajo el paso de misterio de Jesús del Prendimiento le precedía al compás de Padrenuestro y Costalero.
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