La jornada del Lunes Santo ya los puso intranquilos. Pero cuando amanecieron esta mañana no pudieron evitar la decepción en sus caras. Los partes meteorológicos se estaban cumpliendo y la lluvia hacía su presencia de nuevo en esta Semana Santa. Los hermanos del Caído andaban nerviosos desde esta mañana, a la espera de buenas noticias sobre el tiempo. Sin embargo no llegaban, aunque no les impedía seguir preparando la salida procesional de la tarde.
Así, hasta la iglesia de San Francisco, el rector Diego Sales le entregó a Nuestro Padre Jesús Caído le entregó el bastón de mando de la Universidad de Cádiz. Hermanos refundadores, nuevos, actuales y antiguos se presentaban ante sus titulares en su día de su salida procesional. Muchos sentimientos y emociones encerrados en los ojos de los devotos y lágrimas en los ojos del hermano mayor, Pedro Pablo Reynoso, al que el grupo joven de la cofradía entregó una placa con motivo de la finalización de su mandanto.
Tras acordar que a las 14.30 horas las cinco cofradías del día se reunirían en el Consejo, los nervios fueron en aumento. Una hora y media para saber que la cofradía saldría a la calle, aunque con hora y cuarto de retraso. A las 18 horas.
Pero antes, y como es costumbre, se celebró la misa de hermanos, presidida por los sacerdotes marianistas Luis Castro y Rafael Iglesias. Antes de recibir la bendición, Reynoso se dirigió a sus hermanos para despedirse. Un discurso muy emotivo, donde no pudo remediar las lágrimas, dando las gracias a los hermanos, a la anterior junta de gobierno, a los que han confiando en él, a su esposa y a los frailes franciscanos, por acogerlos cuando "se quedaron sin casa". Cuando el hermano mayor finalizó su discurso, recibió la ovación de todos los hermanos de El Caído.
A las 17.30 horas se preparó la salida procesional, no sin antes haberse reunido la junta de gobierno en la sacristía si, finalmente, decidía salir a la calle. Justo en ese momento caía un aguacero sobre la ciudad. Pero el corazón ganó más a la razón, y la junta de gobierno comunicó que salían a realizar su estación de penitencia, sonando entonces un fuerte aplauso en el interior de la iglesia de San Francisco.
Pocos minutos antes de que el reloj marcase las 18 horas, las tres cruces de guía de El Caído se presentaban ante el dintel de la puerta de San Antonio en la iglesia de San Francisco.
Las antiguas túnicas apenas estaban presentes en el cortiejo, sustituídas por las nuevas de cola, sin capa y con cinturón de esparto, además de un gran número de monaguillos, como es tradicional en esta cofradía, se presentaban delante de la representación de la Universidad de Cádiz.
A las 18.10 horas, el capataz Mauricio García ordenaba el movimiento del paso para a las minutos después Nuestro Padre Jesús Caído se encontrase, con una leve lluvia, de nuevo con Cádiz.
Aunque muchos echaban la mirada al cielo, la mayoría contemplaban la imagen de Laínez en ese difícil momento de la caída.
Tras la numerosa penitencia, comenzaron a salir los tramos de hermanos de fila que acompañaban a María Santísima de los Desamparados. En la imagen era perceptible la restauración realizada durante el último año por Francisco Arquillo. Además, la Dolorosa lucía una toca sobremanto donada por hermanos y la junta de gobierno, y en la peana lucían dos candelabros donados por una hermana, además de los faldones realizados en los talleres de Ramón Fernández. Ruiz.
A las 18.25 horas se procedía al movimiento del paso para que las 18.30 horas sonase la Marcha Real que anunciaba que, tras la colocación de las patas, la imagen comenzaría a andar hasta la Catedral.
Con paso muy rápido, la cofradía cumplió con los horarios creados expresamente para esta situación. Y es que a las 18.50, la imagen del Señor ya procesionaba por la parroquia de San Agustín.
Siempre con paso ligero, según lo acordado con el Consejo de Hermandades, hasta la Carrera Oficial, donde la cofradía de Piedad marca el paso de El Caído por este lugar.
