Era un día muy especial para la cofradía de Sanidad. Se estrenaba en la tarde del Martes Santo después de que sus hermanos decidiesen dejar la Madrugada por otro día de la Semana Santa. La decisión fue aprobada y la hermandad fue acogida por el resto de las hermandades de este día con los brazos abiertos.
Sin embargo, la presencia de la lluvia provocó cierta pena entre los hermanos, que esperaban realizar su primera estación de penitencia en este día bajo el sol. Tras la reunión en el Consejo de Hermandades se decidió que las salidas se retrasaría media hora. Así, en lugar salir a las 18.45 horas lo haría a las 19.15 horas. Pero los partes consultados por la junta de gobierno provocaron que decisieden demorar la salida hasta las 20 horas. La junta de gobierno incluso barajó la posibilidad de, una vez realizada la estación de penitencia en la Catedral, y tras una reunión rápida para consultar los partes, regresar a Santa Cruz si eran desforables. Finalmente, la cofradía continuó su discurrir por las calles de la ciudad
En el interior de Santa Cruz ni una palabra más alta que la otra. Solo se rompía el silencio con la voz del fiscal, que fue dirigiendo la formación del cortejo, además de con las palabras que dirigió a los hermanos de Sanidad el director espiritual antes de rezar una oración.
A las 19.45 horas se apagaron las luces del tiempo. Y lo que hasta el pasado año se realizaba en penumbras, o se hacía con la luz del día, a pesar de las nubes. Y es que el cambio de día, y de hora, ha supuesto muchos cambios para la cofradía, como que hayan entregado todas las túnicas disponibles, 160, un hecho que en muy pocas ocasiones había sucedido.
A las 19.50 horas se abrieron las puertas de la Catedral Vieja para que la cruz de guía se situase en la plaza de Fray Félix. En ese instante, la banda de Gailín comentó a interpretar la marcha Mayor Dolor de María para que la cuadrilla realizase el movimiento desde la capilla donde se encuentra la capilla baustimal hasta la puerta. Elegante y sobrio, el capataz fue acercando el paso hasta la puerta, donde los que se congregaban en la plaza pudieron ver el magnífico túnico bordado por Alberto Florido y que le daba un empaque diferente a la imagen de Nuestro Padre Jesús del Mayor Dolor.
Apenas diez minutos de después, se procedió a ordenar la primera levantá a cargo del pregonero de la Dolorosa, Juan Manzarro, que no pudo evitar emocionarse.
Esta cofradía, en los últimos años, ha evolucioando a pasos agigantados, y, como el Despojado, se podría convertir en una de las hermandades de referencia de la ciudad.



