Al igual que el resto de las hermandades, la cofradía de Piedad decidía esperar media hora y retrasar la salida a las 18.15 horas. Sin duda, la primera decisión difícil para la nueva junta de gobierno presidida por Miguel Ángel Molina, acompañado por José Blas Fernández. Como el resto de hermandades, tenían que las predicciones metereológicas no fueran del todo correctas y les sorprendiese un aguacero en la calle, lo que supondría un problema para esta cofradía ya que en ninguna iglesia podría resguardarse, además de que tampoco podría a volver a su casa por el camino más corto, porque ese camino es rodear el centro de la ciudad.
A la hora prevista, se abrieron las puertas de la iglesia de Santiago. En ese momento, caían algunas gotas de lluvia, por lo que la cruz de guía esperó bajo el dintel que se fuese esa nube para poder iniciar la salida procesional. La cofradía, que era la primera del día en entrar en Catedral, entró en la Seo a las 18.45 horas, mientras que el palio salió de la iglesia de Santiago a las 19 horas. Finalmente, el palio no estrenó los nuevos respiraderos, aunque sí se pudieron ver los faldones del mismo color de el manto y que el palio. La Dolorosa lucía una saya de Pedro Utrera, no la habitual que luce el Martes Santo del siglo XIX.
La Virgen lucía sobre su sien la nueva corona confeccionada en plata de ley por Keros Art en Cuzco, en Perú.
La hermandad también estrenó una marcha Piedad Divina, dedicada al Cristo, y para la Virgen, y para no romper la tradición, el palio comenzó a andar con la marcha Virgen del Valle. El paso de misterio iba dirigido por Manuel Ruiz Gené, mientras que el palio por la cuadrilla de los hermanos Martín.
Por su vinculación militar, de nuevo iba una representación del Racta 4 en el cortejo, presidiendo el teniente coroles Cirilo Waleta. Destacaba de nuevo el cuerpo de acólitos, y un grupo de chicas que en esta ocasión cerraban el cortejo tras la penitencia.
La hermandad intentó imponer un paso rápido durante el recorrido por la carrera oficial, pero no pudieron evitarse los retrasos, aunque no estropeó la jornada del Martes Santo, aunque sí lo hizo la lluvia.
