La cofradía de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo ha finalizado los desfiles procesionales de la hermandades penitencias gaditanas. Desde las 14 horas, los hermanos comenzaban a llegar a la parroquia de Santa Cruz para realizar la estación de penitencia por las calles de la ciudad. Más hermanos que el pasado año, hasta dos tramos más de hermanos de fila, y un aumento en la nómina de hermanos, unos 60, ha supuesto el cambio al Sábado Santo.
Cuando la corporación se disponía a sentar a los hermanos, el Consejo de Hermandades le comunicó las probabilidades de lluvia que existían: un 80% hasta las 17 horas de chubascos intensos, y un 80% hasta las 20 horas de chubascos intermitentes. Un riesgo que debían correr si querían salir a la calle.
Tras las palabras del director espiritual de la cofradía, a las 15 horas se comenzó a formar el cortejo donde estaban representados, acompañado al Señor Yacente, las hermandades del Prendimiento, Cigarreras, Perdón, Nazareno, Columna, Medinaceli y Oración en el Huerto.
A las 15.15 horas horas, puntual salió la cruz de guía que se encontró con una plaza de Fray Félix llena de público, ansioso de ver cortejos procesionales en la calle después de dos días casi en blanco.
Cinco minutos más tarde comenzó a moverse la urna del Santo Entierro mientras sonaba la Marcha fúnebre interpretada en el interior del templo por la banda de música Pedro Álvarez Hidalgo de Puerto Real. Tras el Señor, el palio de respeto, muy pegado al paso durante todo el camino.
Nuestra Señora de la Soledad, a las puertas de la Torre del Sagrario, esperaba el momento para inciar su desfile procesional, que se iniciaba finalmente a las 15.20 horas hasta la puerta de Santa Cruz. Una vez allí, Antonio Reyné, insignia de oro de la hermandad, ordenó la primera levantá con el martillo del capataz. A hombros, se inició el paso a los sones de la marcha Virgen del Valle, que no terminaron de andar la cuadrilla, que bajó el paso a las puertas de la parroquia.
Por fin a las 15.45, con la marcha Soleá dame la mano, comenzó la Dolorosa a bajar por la cuesta de la plaza de Fray Félix mientras que el silencio reinaba en la plaza.
A las 16 horas llegó la cruz de guía estaba en la calle Pelota con la plaza de la Catedral, aunque la Virgen no llegó hasta las puertas de la Seo hasta casi las 17 horas, lo que provocó el malestar en el Consejo de Hermandades, que le pidió en repetidas ocasiones al fiscal y al capataz de Nuestra Señora de la Soledad que aligerase en paso, una petición que no se cumplió, lo que provocó que se fuesen acumulando retrasos. Esto conllevaba el problema que, si llegaban más tarde de la hora estipulada a Santa Cruz, el cortejo no podría acceder al estar celebrándose los oficios.
Tras la estación de penitencia -sin el Santísimo expuesto- completaron el cortejo la Asociaciónd e Devotos de Mº Auxiliadora, representantes de la Asociación de Vecinos Los Tres Arcos, el Colegio de Delineantes, de Agentes Comerciales, la decana de la facultada de Filosofía y Letras, representante del Colegio de Abogados, los Caballeros Hospitalarios, el Contraalmirante del Jefe del Mando de Acción Armada, el subdelegado de Defensa, el presidente de la Audiencia Provincial y la corporación municipal, a excepción de la alcaldesa, Teófila Martínez, y Antonoi Castillo, que ocupaba el palco de autoridades en El Palillero.
Delante de la urna, el obispo de la Diócesis, Antonio Ceballos Atienza, acompañado por el vicario general, Guillermo Domínguez Leonsegui, y el presidente del Consejo, Martín José García.
El paso siguió lento durante todo el recorrido, llegando al final de la calle Ancha la Dolorosa casi a las 19 horas, teniendo aún que recorrer la calle San Francisco entera y entrar de nuevo en el barrio de El Pópulo, y todo antes de la diez de la noche, cuando se habían empleado casi dos horas en llegar desde Santa Cruz hasta la Catedral, que se encuentran a pocos metros.
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