La primera de las archicofradías del día en pasar por Carrera Oficial salió de la parroquia de San Antonio a la hora prevista y con mucho público frente al templo. Antes de que se abrieran las puertas se formó la procesión.
Todos los hermanos visten el mismo hábito, así como muchos pequeños que procesionaban acompañando al Señor. Primeramente se colocaron tras la puerta los penitentes del Cristo con sus valiosos enseres e insignias, algunas de ellas del taller de Mariano Arce, persona muy vinculada a la hermandad y que falleció muy joven y siendo su mayordomo. Una vez que la puerta se abrió salió inmediatamente la cruz y los faroles de guía que preceden a las secciones de hermanos.
Poco a poco fueron saliendo hasta la plaza de San Antonio y calle Ancha perdiéndose por San José y plaza de Mina en busca de la Catedral para la consabida estación de penitencia. Tras los hermanos salía el paso portado por la cuadrilla de Salvador Rosa Mascareña a los sones del Himno Nacional.
El aguaor, bella imagen de Jacinto Pimentel, se apoya en una rica columna de plata que llegó a Cádiz procedente de México. El paso está en elaboración, pero se ha bocetado de nuevo y presenta cambios en relación a la talla del pasado año. Tras el misterio procesionaba la Agrupación Musical Sagrada Cena.
Los penitentes de la dolorosa marchaban después antecediendo al paso de palio, entonado en morado, de la Señora de manos entrelazadas. Precisamente fue la Santísima Virgen de las Lágrimas la primera dolorosa que procesionó en Cádiz bajo palio.
La Banda de Música Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Rota, iba tras el paso de palio portado por la cuadrilla de José María Aicardo. La primera composición que se le tocó a la Señora tras el Himno Nacional fue precisamente su marcha Lágrimas, del gaditano José Cubiles. El cortejo llegó sin problemas a la seo gaditana y, tras efectuar la estación de penitencia, siguió por Carrera Oficial. San Antonio lo esperaba para la recogida.
Sergio Rodríguez Arboleda se estrenaba en el cargo como hermano mayor de la archicofradía con la inestimable ayuda del vice hermano mayor, Francisco Álvarez Márquez.
