La junta de gobierno de la Hermandad de Jesús de Medinaceli tuvo el suficiente reaño como para partir de su templo parroquial e iniciar su desfile procesional hacia la Santa Iglesia Catedral para realizar su estación de penitencia. La junta de gobierno se reunió y sus miembros decidieron salir aunque con media hora de retraso, puesto que las cuatro bocinas que abren el cortejo y la primitiva cruz de guía que data de 1940 y que ha sido restaurada por el taller de Villarreal, se plantaron en la puerta de la parroquia de Santa Cruz (Catedral Vieja) a las 23.45 horas. Tras la señera insignia marchaban los hermanos que acompañaban al Señor Cautivo. Largas filas de penitentes con el escudo trinitario sobre el pecho iban poco a poco saliendo del templo. Cada una de las secciones portaban sus correspondientes insignias. Tras el crucero y servidores de paso marchaba la presidencia y detrás el magnífico paso de plata, obra de Villarreal, donde se erige hiératica la emblemática figura de Jesús Cautivo y Rescatado, más conocido como Jesús de Medinaceli, sobre el tradicional monte de claveles rojos. Estrenaba una nueva peluca y llevaba un túnico morado bordado en oro. La imagen cristífera, la de la tez morena, es una de las pocas obras del gaditano Miguel Láinez Capote que quedan todavía en la ciudad. El paso se movía a horquillas y portado por la cuadrilla de cargadores de José Luis Pájaro Llamas, que es el capataz general de la hermandad. No llevaba música y sólo se escuchaba el sonido de las horquillas al golpear sobre el suelo. Ese era el único sonido que llevaba el cortejo. El simpecado abría después los tramos de penitentes, también con sus correspondientes insignias y enseres, que acompañaban el paso de palio de la Señora de la Trinidad que procesionaba después, también a horquillas, y sin música. Delante iba el grupo de servidores de paso. Estrenaba la restauración del sobredorado de la corona de la dolorosa. La hermandad llegó al primer templo diocesano con una pequeña llovizna. Ante ello, según los negativos partes que manejaba la hermandad y el Consejo, la junta de gobierno decidió regresar a Santa Cruz, pero por el camino más corto. La cruz de guía salió de la Catedral por la puerta de Arquitecto Acero y se dirigió directamente hacia el Campo del Sur para seguir hasta la calle Santísimo Cristo del Perdón, plaza Fray Félix y recogerse rápidamente en su templo. El cortejo estuvo en la calle exactamente una hora y media.
