La Procesión Magna, con motivo del Bicentenario de la Constitución de 1812, acaparó la atención de miles de cofrades tanto de la capital como de su provincia y de algunos puntos de la comunidad autónoma. La Santa Iglesia Catedral fue testigo mudo de la salida de la comitiva magna que lo hizo a las 15.30 horas.
El tiempo, gracias a Dios, acompañó y el sol brillaba en toda su altura. La cruz y faroles de guía de la Hermandad de la Soledad se colocaban a la cabeza del cortejo que se abría con la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario.
Detrás procesionaban los hermanos penitentes de La Borriquita todos con cirios y el paso de misterio donde todas las imágenes iban vestidas a la antigua usanza hebrea. Tras él, la cruz parroquial, ciriales y guión de la Hermandad de la Sagrada Cena, así como el hermano mayor y director espiritual. Luego el cuerpo de servidores y el paso de misterio.
Antes de la salida de este paso por la rampa de la Catedral se ordenó la primera levantá que estuvo a cargo de José Manuel Caballero y Mayte Huguet, director de Cádiz Conecta, y redactora de Cadizbook, respectivamente. La cuadrilla de cargadores de Francisco Martín ha lucido esta Semana Santa, portando los distintos pasos, unas camisetas cedidas por Cadizbook.
Y así sucesivamente y, por este orden, fueron procesionando los hermanos -25 por cada corporación- de las hermandades de Jesús de la Oración en el Huerto, cuyo titular estrenaba un túnico blanco bordado en oro fino a realce sobre tisú de plata, obra de Rosa María Reyna Cabrera; Prendimiento, con la imagen del Señor vestida de hebrea; Columna, que llevaba entre sus filas a los seises de la Catedral de Cádiz, dirigidos por Rosa María y Juan Antonio Verdía, y el Señor de la Salud.
Después, las representaciones de Ecce-Homo; Sentencia, que lucía su manto burdeos de salida en sustitución del de cola lila, recuperado del siglo del XVIII o principios del XIX y que sacó el Miércoles Santo, y detrás un escuadrón de la Centuria Romana de la Organización Juvenil Española, de Mérida. Luego las hermandades de Medinaceli; Nazareno, el Señor iba sobre una alfombra de lirios morados y con el bastón de mando de la ciudad; Jesús Caído, que llevaba la vara del rector de la UCA, y Nazareno del Amor.
A continuación andaban las representaciones de las hermandades de Afligidos, delante iban tres chicas escenificando a las Virtudes Teologales, la Fe, Esperanza y Caridad; Jesús del Amor Despojado de sus Vestiduras y Humildad y Paciencia, que colocó como novedad en el paso, junto al Cristo, una cruz arbórea, un trozo de manto y la corona de espinas.
Por último marchaban los hermanos de las cofradías del Perdón; Aguas, que colocó en el misterio a la imagen de San Juan Evangelista que procesiona en su paso cada Miércoles Santo y a Nuestra Señora de la Luz que portaba un manto de la Virgen del Mayor Dolor, titular mariana de la Hermandad de las Aguas, de Sevilla; Vera+Cruz; Descendimiento, que incorporaba a la Virgen de la Quinta Angustia, en sustitución de Nuestra Señora de los Dolores, y el grupo escultórico de Nuestra Señora de las Angustias (Caminito) Todos ellos procesionaban a paso horquilla.
El cortejo terminaba con la Hermandad de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo que procesionaba íntegramente. La comitiva se abría con una capilla musical y los hermanos, totalmente de negro, que antecedían a la Sagrada Urna que transportaba el cuerpo yacente de Nuestro Señor Jesucristo, cuyas maniobras fueron ordenadas por Salvador Rosa Mascareña.
La joya de plata fue admirada por todos los que presenciaban el cortejo tras la restauración a que ha sido sometida en el sevillano taller de Villarreal. El acompañamiento musical estuvo a cargo de la Banda de Música Nuestra Señora de la Soledad, de Cantillana (Sevilla), que interpretaba marchas fúnebres, serias y solemnes. Luego marchaba el palio de respeto.
Representaciones de distintos colegios oficiales, autoridades civiles y militares y la Corporación bajo mazas con la alcaldesa, distintos tenientes de alcaldesa -entre ellos José Blas Fernández, pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2012- y concejales cerraban la primera parte de la comitiva del Santo Entierro.
La segunda la abrían los hermanos penitentes del paso sin palio de la Señora con túnicas negras y antifaces blancos. Delante iba el cuerpo de acólitos y luego el paso portado por la cuadrilla de cargadores al mando de Fernando Malines Vargas. La Banda de Música Pedro Álvarez Hidalgo, de Puerto Real, ponía el broche de oro al magno cortejo que se desarrolló sin ningún tipo de problema.
Una vez que todos los pasos llegaron a la plaza de San Antonio partieron con dirección a sus respectivos templos para recogerse definitivamente por este año.
Unos llevaban acompañamiento musical y otros no lo hacían porque estaban muy cerca de sus sedes canónicas.
El paso de Jesús del Amor Despojado de sus Vestiduras se recogió en la iglesia de Santiago y el de misterio de Jesús del Ecce Homo lo hizo en la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios del convento de San Francisco.
El itinerario del cortejo se vio colapsado de público. Sillas llenas, palcos abarrotados, calles a tope. No cabía ni un alfiler en todo el recorrido. En definitiva, la gran jornada cofrade de Cádiz ya es historia y la Magna superó con creces todas las expectativas. Un éxito total tanto de público como de organización.
Por la mañana, de 11.00 a 14.00, se abrió en la Santa Iglesia Catedral la exposición devocional con la veintena de pasos que después iban a participar en la Procesión Magna.
Miles de visitantes acudieron a la cita formando larguísimas colas para entrar en el primer templo diocesano de la ciudad. Una de ellas llegaba hasta la Casa del Obispo y la obra seguía por la calle Arquitecto Acero.
Los miembros del Consejo Local no daban abasto para ordenar la entrada de tantísimas personas que querían contemplar los pasos y fotografiarlos para el recuerdo. Todos ellos esperaban, uno tras otro, la hora de partir hacia la plaza de San Antonio.
Mientras todo esto ocurría, en la parroquia de Santa Cruz (Catedral Vieja) se celebraba un responso en sufragio por el alma del padre José Vizo Méndez, canónigo de la Catedral de Cádiz y ecónomo diocesano, fallecido el pasado Jueves Santo de forma repentina en la Sacristía de la Catedral mientras preparaba los Santos Oficios. El sacerdote fue enterrado después.
Desde luego, la Procesión Magna ha hecho historia.
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