CamintoLas cornetas, tambores y platillos quedaron en silencio en La Alameda. Nuestra Señora de las Angustias ponía el contrapunto a la tarde del Miércoles Santo gaditano. Un contrapunto bello, emocionante y sobrecogedor.
Unos instantes que desde por la mañana se han vivido con el acto en la iglesia de las Carmelitas Descalzas, a la que cofradía está vinculada. Junta de gobierno, hermanos y la presencia de las religiosas en su clausura del pequeño templo carmelita. Precisamente, las carmelitas descalzas han sido las encargadas de restaurar las dalmáticas que lucían los servidores de paso.
Una devoción que volvió a repetirse por la tarde, con la salida procesional de la cofradía de penitencia.
A las 19.30 horas salía la cruz de guía de la pequeña capilla de la calle Isabel la Católica, mientras los hermanos lo hacían desde la iglesia de las Descalzas camino de la Alameda Apodaca para pasar por la calle Costa Rica.
No había pasado ni media hora cuando la imagen de Nuestra Señora del Caminito salía de su capilla para volver a emocionar a los gaditanos. El dolor de una Madre con su Hijo muerto en brazos. La tristeza y la desesperación de la mirada de una Dolorosa que levanta numerosas devociones en Cádiz.
Una imagen que procesionaba este año sobre un paso con el dorado del paso restaurado exornado con lirios morados, siemprevivas y con un centro de rosas de color violetas en el frontal del paso.
De nuevo, mucho público para presenciar el encuentro con las religiosas del Rebaño de María en la calle Costa Rica. En la Alameda, en la calle Honduras y en el paseo de San Carlos, sobre la balaustrada.
Un acto que sigue siendo muy íntimo y único para las religiosas y la cofradía.
Dirigidos por José Luis Pájaro, el paso comenzó a caminar de frente por la plaza Argüelles y Manuel Rancés para llegar a la calle San Francisco cuando comenzaba a ocultarse el sol.
Un sol que moría mientras la cofradía llegaba a la Catedral y provocaba un ambiente íntimo en el cortejo.
