A la espera de tomar su cruz con humildad y paciencia

Año
2015

El Señor de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de la Amargura esperaban en el altar mayor de  la iglesia de San Agustín el momento de su salida. Madre e Hijo juntos. Y todos sus hijos, alrededor de las dos bellas imágenes titulares de la cofradía que cerraba este Domingo de Ramos.
 
Otros hermanos esperaban en el patio del antiguo instituto Del Rosario el momento de que la Cruz de guía se pusiese en la calle a las siete y cuarto de la tarde.
Y puntual, las puertas de la iglesia se abrieron para que esta corporación centenaria comenzase su discurrir por las calles.
 
En apenas unos minutos el capataz del paso de misterio, Francisco Álvarez, ordenaba la maniobra del paso hacia la puerta de San Agustín mientras sonaba en el organo el himno de la Humildad y Paciencia.
 
En la calle los tramos de hermanos que, en la antepresidencia, se veían los hábitos de la hermandad de la Vera-Cruz de Puerto Real y de la Hermandad de Begonya de Bilbao, con la que la cofradía gaditana está hermanada.
 
A las siete y veinte de la tarde la portentosa imagen realizada por Jaciento Pimentel se iluminaba con la luz de Cádiz rodeado de numeroso público que aguardaba en la plaza de San Agustín.
 
La banda de Jesús Nazareno de Rota interpretaba el himno de la cofradía en los primeros pasos del Señor por la calle San Francisco mientras se preparaban los hermanos que acompañaban a la imagen de Nuestra Señora de la Amargura, que aguardaba en el altar con la candelería encendida.
 
Comenzaba ya su discurrir el Señor de la Humildad y Paciencia acompañado por la banda de las Tres Caídas de Arcos cuando salían los tramos de la Virgen, que lucían ya los hábitos con las capas nuevas.
 
En el interior del templo Juan Manzano, capataz del paso de palio, ordenaba acercar el paso de palio hacia la puerta del templo agustino mientras que el órgano sonaba la marcha ‘Amarguras’.
 
Y llegó el momento. El sobre esfuerzo de la cuadrilla de la Virgen para sacar el palio a la calle. Una maniobra complicada, difícil y que hay que medir en cada paso. Pero superada.
 
A las ocho menos vente, tras el rezo del Ave María, iniciaba la marcha la Señora de la Amargura con la marcha que compusiese Font de Anta para esta advocación.
La preciosa marcha envolvía este romántico momento del Domingo de Ramos gaditano.
 
Ya está el día completo.

Imágenes
A la espera de tomar su cruz con humildad y paciencia
La cofradía que fundasen los vizcaínos cerró el Domingo de Ramos
Fecha
Año
2015

El Señor de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de la Amargura esperaban en el altar mayor de  la iglesia de San Agustín el momento de su salida. Madre e Hijo juntos. Y todos sus hijos, alrededor de las dos bellas imágenes titulares de la cofradía que cerraba este Domingo de Ramos.
 
Otros hermanos esperaban en el patio del antiguo instituto Del Rosario el momento de que la Cruz de guía se pusiese en la calle a las siete y cuarto de la tarde.
Y puntual, las puertas de la iglesia se abrieron para que esta corporación centenaria comenzase su discurrir por las calles.
 
En apenas unos minutos el capataz del paso de misterio, Francisco Álvarez, ordenaba la maniobra del paso hacia la puerta de San Agustín mientras sonaba en el organo el himno de la Humildad y Paciencia.
 
En la calle los tramos de hermanos que, en la antepresidencia, se veían los hábitos de la hermandad de la Vera-Cruz de Puerto Real y de la Hermandad de Begonya de Bilbao, con la que la cofradía gaditana está hermanada.
 
A las siete y veinte de la tarde la portentosa imagen realizada por Jaciento Pimentel se iluminaba con la luz de Cádiz rodeado de numeroso público que aguardaba en la plaza de San Agustín.
 
La banda de Jesús Nazareno de Rota interpretaba el himno de la cofradía en los primeros pasos del Señor por la calle San Francisco mientras se preparaban los hermanos que acompañaban a la imagen de Nuestra Señora de la Amargura, que aguardaba en el altar con la candelería encendida.
 
Comenzaba ya su discurrir el Señor de la Humildad y Paciencia acompañado por la banda de las Tres Caídas de Arcos cuando salían los tramos de la Virgen, que lucían ya los hábitos con las capas nuevas.
 
En el interior del templo Juan Manzano, capataz del paso de palio, ordenaba acercar el paso de palio hacia la puerta del templo agustino mientras que el órgano sonaba la marcha ‘Amarguras’.
 
Y llegó el momento. El sobre esfuerzo de la cuadrilla de la Virgen para sacar el palio a la calle. Una maniobra complicada, difícil y que hay que medir en cada paso. Pero superada.
 
A las ocho menos vente, tras el rezo del Ave María, iniciaba la marcha la Señora de la Amargura con la marcha que compusiese Font de Anta para esta advocación.
La preciosa marcha envolvía este romántico momento del Domingo de Ramos gaditano.
 
Ya está el día completo.

Imágenes
A la espera de tomar su cruz con humildad y paciencia
La cofradía que fundasen los vizcaínos cerró el Domingo de Ramos
Fecha