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Año
2016

El viento azuzaba las palmeras de la plaza de la Catedral y las cofradías del Martes Santo respiraban tranquilas: los pronósticos disipaban el riesgo de lluvias. Con esa premisa de partida, nadie esperaba lo que iba a ocurrir horas después. Cuando Jesús Caído hacía Estación de Penitencia en la Seo, un chubasco comenzaba a aguar la jornada. Era tan solo el anticipo de lo que vendría, fuertes precipitaciones que obligaron a Columna y a Ecce Homo a quedarse en el primer templo diocesano. 
 
Esa fue el final de otra jornada de Martes Santo estropeada por la lluvia pero que empezaba como un día que se presumía de cortejos lucidos. Hermandades de centro, de negro, gremiales y decanas salían a la calle. Fue el caso de Piedad que, a la hora prevista, era la primera en hacer Estación de Penitencia en la Catedral. Lo hacía con cortejo bien puesto en la calle, lleno de detalles cofrades. Tantos, como los que lucía el impresionante paso de misterio con el Cristo de la Piedad. Para él sonó, como es tradición, ‘La muerte no es el final’, debido a su vinculación militar. Tras él, Manuel Ruiz Gené, capataz general de la hermandad, ordenaba la salida del palio de las Lágrimas. Sin embargo, no fue la maniobra más complicada que tuvo que resolver Ruiz Gené. La lluvia sorprendió a la hermandad entrando en Candelaria, por lo que el palio tuvo que volver sobre sus pasos para recogerse primero y el paso de misterio dar la vuelta en la plaza para enfilar hasta Santiago.
 
Una vez completada la maniobra de Piedad, Jesús Caído tenía vía libre para poder salir de la Catedral. Horas antes había puesto su nutrido cortejo en la calle recordando a Loli Ramos, mujer del hermano mayor y persona muy querida en la hermandad fallecida recientemente. La procesión lucía el fin del tallado del paso de misterio y nuevos enseres para la Virgen de los Desamparados, exornada con rosas blancas. La lluvia le sorprendió en el interior de la Catedral, cuando el obispo Rafael Zornoza dirigía el rezo de la Estación de Penitencia. Parecía una nube pasajera, pero el Consejo confirmaba que los partes habían cambiado y la probabilidad de lluvias había aumentado al 60%. Jesús Caído decidía entonces activar el plan de agua y salir de la Catedral para dirigirse a su templo por el camino más corto. Eso suponía abandonar la Carrera Oficial por Valverde y buscar la recogida. El azar quiso que fuera la única hermandad que no se mojara con el primer chaparrón, pero sí la que se llevara la peor parte del segundo, más intenso. 
 
En el interior de la Seo junto con el Caído, estaba Sanidad. Poco tiempo dio de ver a la hermandad de negro en la calle. La cofradía, elegante y cuidada en la calle, salía de la Catedral para tomar por el Campo del Sur y recogerse en pocos minutos. Todo ello, en un año en el que el Señor salió con su túnica lisa y la Virgen estrenaba el sobretecho de palio y la primera fase de los candelabros traseros. 
 
Cuando Jesús Caído y Sanidad salían de la Catedral, Ecce Homo y Columna ya estaban en la calle. De hecho, las primeras lluvias pillaban a Ecce Homo en su momento histórico: la salida desde el convento de Santa María. Las precipitaciones apenas fueron perceptibles en esa zona y la hermandad completó con brillantez la bajada por Jabonería. La cofradía estrenaba un nuevo miembro de la escolta romana, con una singular capa que simulaba una piel de loba, buscando el realismo histórico. La Señora de las Angustias lució a la perfección con un exorno de claveles rosas en honor a las mujeres que sufren cáncer de mama. La idea era recogerse en San pablo, donde las obras ya han terminado, pero no pudo ser. Cuando la cofradía llegaba a Catedral, las fuertes lluvias hacían acto de presencia. En un principio, se planteó salir tras Columna para recogerse, pero las fuertes lluvias hicieron a la hermandad desistir y quedarse en la Catedral.
 
La misma decisión tomó Columna, justo en el año en el que la hermandad celebra el 250 aniversario de la hechura de la Virgen de las Lágrimas. Además, la hermandad de San Antonio estrenaba el dorado del canasto delantero del paso de misterio, el bordado de la cara interior de una bambalina del paso de palio y el plateado de los respiraderos de las andas de la Señora. Un esfuerzo que bien merecía no arriesgarse. El segundo aguacero pilló a la hermandad en la Catedral y, ante una realidad que no se antojaba nada buena, la hermandad decidía quedarse en la Catedral. Mientras, Jesús Caído se recogía con premura en San Francisco, el agua arreciaba para la Virgen que se llevaba la peor parte, aunque sin tener que lamentar daños. Por su parte, tanto Ecce Homo con Columna se mantendrán en la Seo hasta el Sábado Santo, cuando saldrán por la mañana en traslado desde sus respectivos templos. 

Imágenes
El agua destroza el martes santo
Las imprevistas precipitaciones obligaron a Columna y a Ecce Homo a quedarse en la Catedral
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