Dicen muchos que son los siete días que más rápidos pasan en el año. La semana más efímera. La que se va en un abrir y cerrar de ojos. La que nunca quieres que se acabe.
Pero se acabó. Y se nos fue otra Semana Santa en donde la meteorología, por fin, ha dejado disfrutar de todos los desfiles procesionales.
Sólo la presencia del Levante los primeros días causó algún cambio en los itinerarios pero, aún así, todas las cofradías pudieron hacer sin incidencias sus estaciones de penitencia.
Sin embargo, de nuevo ha sido una Semana Santa incompleta. Y es que a dos semanas del Domingo de Ramos la cofradía decidió no salir en la Madrugada del Viernes Santo por motivos económicos, evitando así acatar el decreto del Secretariado Diocesano que le obligaba a salir a las 2.10 de la madrugada de este mismo día, 50 minutos antes de lo habitual.
Pero a pesar de esta anécdota, la Semana de Pasión ha sido de nuevo en Cádiz emocionante y vibrante, poniendo el broche de oro la cofradía de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor. La corporación que cumple este año 425 años.
A las 15 horas se abrían las puertas de Santa Cruz para que se plantase la Cruz de Guía en la plaza de Fray Félix bajo un radiante sol.
Los primero tramos de hermanos y, a continuación la representaciones de las hermandades y cofradías de la ciudad, que de nuevo fueron pocas.
La representación municipal, con el PP y el PSOE, la representación de la Audiencia Provincia, Guardia Civil, Policía Nacional y Local, Subdelegación del Gobierno, colegios profesionales y caballeros hospitalarios. El Consejo de Hermandades se incorporaba en el Catedral de Cádiz.
Sonaba la marcha Ha muerto, de Juarraz, e interpretada por la banda de música Julián Cerdán, para acompañar la salida de la imponente urna de plata donde nace el Señor en Cádiz.
A ruedas, aunque llevada por varios hombres en su interior, el paso fue avanzando hasta que los rayos de sol comenzaron a sobrepasar los cristales parisinos de la urna.
Cádiz participaba un año más del entierro del Jesús.
Tras la urna, el director espiritual, el padre Rafael Fernández Aguilar, de preste y a continuación los tramos de hermanos que acompañaban a Nuestra Señora de la Soledad.
En primer lugar, un nutrido grupo de monaguillos que habría este cortejo y, a continuación, los hermanos con hábito, muchos muy pequeños, y con tramos más nutridos que otros años.
Pocos minutos después comenzaba a andar el paso de la Señora con la marcha Llora la Soledad en el interior de Santa Cruz para acompañar a la Dolorosa hasta el dintel de la Catedral Vieja.
A continuación la complicada maniobra de salida, ya que la cruz del paso rozaba en su parte más superior, y, al fin, a la calle cuando empezó a sonar Virgen del Valle y Sevilla Cofradiera. Todas marchas sobrias para acompañar a la Virgen en su soledad junto a la Cruz donde había sido cruficado su único Hijo.
La imagen que este año no vestía la tradicional saya de perlas que restaurase Jaime Zaragoza y sí una saya y túnica bordada de gran valor. Y es que hay que tener en cuenta que la cofradía es una de las más antiguas de Cádiz y de las que contaba con el mejor patrimonio, aunque mucho ya se ha perdido.
Abriendo calle este año les acompañaba la banda de los Milagros de Sanlúcar, ofreciendo un empaque muy diferente al discurrir del cortejo.
La cofradía entró en la Catedral, no para hacer estación de penitencia, porque el Sábado Santo no hay liturgia, sino para hacer un acto de oración.
Dos horas después de la salida, la imagen de la Señora ya enfilaba la calle Compañía para adentrarse en Santiago y hacer la Carrera Oficial muy acompañado de público.
Siguió acompañada la cofradía por la Carrera Oficial, y ya de llegada a su barrio de El Pópulo, cuando la luz del sol comenzaba a apagarse.
Cuando cerraron las puertas de Santa Cruz pasadas las 21 horas se cerraba una nueva Semana Santa en donde Cádiz volvió a ser penitente con la esperanza de la Resurrección
Año
2017
Imágenes
Santo Entierro cierra la Semana Santa de 2017 con la única ausencia del Perdón
Fecha