Chusma para rato
La comparsa de Martínez Ares vuelve a poner el patio de butacas en pie en la presentación de la agrupación con una letra dedicada al malogrado Juan Carlos Aragón. Un grupo potente, con grandes voces que defiende la presentación de nuevo. El primer pasodoble al barrio de Santa María. Una abuela es la que habla cómo está el barrio, que sigue estando abandonado y con casas en ruina. La abuela sube a una azotea donde se ve Cádiz, un lugar privilegiado. Un sitio donde la penuria se borra con risas, y con lugares emblemáticos. Una letra que le debía el autor a su barrio, como señala en la letra. El segundo pasodoble a la situación que están viviendo los hombres, que algunos ya se sienten perseguidos por el feminismo y por mujeres que se vengan de sus ex mujeres, que incluso utilizan a sus hijos en los casos de separaciones. El padre quiere ver a sus hijos, que hace meses que no lo ve, porque ella los ha utilizado de arma arrojadiza. Él no es mal padre, ni la ha maltratado, ni le ha puesto la mano encima. De nuevo el público reacciona con una gran ovación. El primer cuplé sobre un móvil nuevo que se han comprado, que les ha costado muchísimo dinero, y hace muchísimas cosas, pero ellos, cuando hacen una foto la hacen dos veces, por si acaso. El segundo cuplé las comparaciones de los superhéroes con ciudades. Magneto, Spiderman, Batman… y de Cádiz no puede ser Thor, porque lleva un martillo. El popurrí, una joya musical, bien interpretado y con mucho gusto. Las cuartetas engarzadas, los términos bien elegidos y marcados y un grupo defiendo hasta el final el repertorio.
